Artículo publicado en COPAEMA.
“Eres joven, la vida es larga y hay tiempo que malgastar hoy. Y un día te das cuenta de que han pasado diez años, que nadie te dijo cuándo empezar a correr porque te perdiste el pistoletazo de salida”.
Estas palabras las cantaba Pink Floyd en su canción “Time” de 1973 y nos hacen darnos cuenta de que la vida no te avisa de cuándo hay que apretar el acelerador… o cuándo hay que dejar de pisarlo.
Has cumplido 65 años y tienes más ganas de vivir que nunca. Tienes aún tiempo por delante y quieres realizar todo aquello que un ajetreado y a veces azaroso discurrir en la vida no te ha dejado hacer. Has acumulado un patrimonio y tienes ganas –o, por qué no decirlo, necesidad- de sacarle partido.
Bien sea porque necesitas más atención, más inversión en salud, más emociones o más cuidados, existen distintas alternativas para rentabilizar tu patrimonio y conseguir esos ingresos adicionales que requieres en esta nueva fase de tu vida.
Tienes tu vivienda o viviendas en propiedad, con o sin deudas y necesitas liquidez. Puedes deshacerte de ellas o mantenerlas. Puedes vender la nuda propiedad manteniendo el usufructo; puedes obtener unas rentas vitalicias por tu casa; puedes alquilar parte de ella; puedes cotizar una hipoteca inversa… Las posibilidades son variadas y personalizadas. Sea cual sea tu planteamiento futuro, existe una alternativa con la que hacerlo realidad.
Desde hace algunos años son cada vez más las personas que recurren a distintas fórmulas para obtener ingresos del patrimonio, grande o pequeño, que hayan podido construir a lo largo de su vida. Factores como el aumento de la esperanza de vida o la disminución de ingresos cuando se pasa el umbral de la jubilación, junto con el deseo de las personas mayores de aumentar su calidad de vida o bien la necesidad de mayores ingresos para hacer frente a un deterioro en la salud hacen muy atractiva la elección de profesionales que asesoren adecuadamente en este proceso.
Todavía no son muchos los despachos de economistas o agencias especializados en este tipo de transacciones, que requieren de un alto grado de conocimiento y técnicas precisas para conjugar los intereses de propietario y comprador/inversor, pero las hay. Y también, por supuesto, en Aragón.
Y si piensas que no necesitas esa liquidez extra, también te pueden ayudar en la planificación de tu herencia. Porque hay muchos matices a tener en cuenta cuando transmites todo ese fruto de tu trabajo a las nuevas generaciones.
A fin de cuentas, certezas e incertidumbres son elecciones personales que tienes en tu mano poder maximizar o minimizar. Y es importante conocer las herramientas para que la incertidumbre sea solo una elección, no una imposición del destino.
Sea como sea, recuerda que aún tienes tiempo para que no te ocurra como en la canción de Pink Floyd y te quedes con “planes que o bien quedan en nada… o garabateados en una cuartilla”.